Buscad papel y boli, seguid leyendo y tomad nota.

+NECESITAS 

500 gr. de harina
125 ml. de agua tibia
125 ml. de leche tibia
1/2 cucharadita de sal
Levadura fresca (1/4 de la de Mercadona, unos 6/7 gramos)
Aceite

+PASOS A SEGUIR

Pon en un bol la harina y la sal, mézclalo bien y haz una especie de volcán como en la imagen 1. Calienta un poco el agua y la leche. No la calientes demasiado porque es para la levadura; si están muy frías, la levadura no funcionará, pero si está demasiado caliente, te la cargas, así que algo intermedio. Añádelo a la harina y luego, pon la levadura (imagen 2).




Ahora tienes que tener paciencia porque tendrás que mezclar. Te recomiendo que empieces a hacerlo con una cuchara y cuando la masa esté como en la imagen 3, puedes meter las manos. Cuando la masa te quede como en la imagen 4, puedes sacarla del bol para terminar de amasar con las manos. Cuando quede uniforme, métela en un bol limpio y tápala con un paño de algodón húmedo. Depende de las condiciones climatológicas la masa tardará más o menos en fermentar, yo os aconsejo dejarla en un lugar templado donde no le de demasiada luz durante 45-60 minutos. Un buen sitio en invierno es cerca de la estufa, debajo de las enaguillas si tenéis.

Cuando veáis que más o menos ha doblado su tamaño, ya podéis dividirla en trozos y hacer vuestras pizzas. A la hora de amasar, os recomiendo que lo hagáis siempre hacia delante y no mover el rodillo hacia todos los lados. Es mejor girar la masa.
 



Consejo: meted la masa ya estirada un ratito antes en el horno, mientras preparáis los ingredientes. Cuando esté algo cocinada, podéis poner vuestros ingredientes y dejad que se termine de hacer. Podéis modificar las medidas de los ingredientes con una sencilla regla de tres y hacer más masa, dejarla estirada y guardada en el congelador. Ahorráis dinero y seguro que es mejor que las que venden ya hechas.

Bon appetit!