Carta a mi yo de 16 años
Querida María:
Sólo quería decirte que a veces te odio, pero recuerdo que has sido yo y no puedo hacer nada al respecto.
¡No tienes coraje ninguno! No sabes decir que no y tienes que aprenderlo, aunque al final lo harás a la fuerza, porque te van a dar muchos palos. Muchísimos. Más de los que una persona de tu edad podría soportar.
No llores, no dejes que te vean llorar, no te enfades, menos aún con tus padres. Un día entenderás que todo eso que tanto coraje te da lo hacen por tu propio bien. Algún día verás en la cara de tu padre el orgullo de tenerte como hija, o la sonrisa de tu madre cuando sales de casa con ella para ir a clases. Porque ¿sabes qué? Retomarás los estudios, ese bachillerato que dejaste a medias. Y lo terminarás con una nota que jamás pensaste que ibas a obtener. Notable alto ni más ni menos, rozando el sobresaliente con la punta de los dedos. Tú, que sacas suficientes raspados.
Y otra buena noticia, estamos estudiando en la universidad con toda la ilusión del mundo. Todavía no sé cómo acabaremos, estoy esperando la carta de nuestro yo de 30 años para saber cómo le ha ido. Pero te juro que me voy a esforzar todo lo que pueda por cumplir mi sueño, nuestro sueño, aunque tú todavía no lo sepas.
Déjate de niñatos que no saben lo que hacer con su vida, muy pronto encontrarás a alguien muy especial que todavía hoy está en nuestras vidas. Es un poco gruñón, pero es una de las personas más buenas que podrás encontrar en la Tierra.
Vas a pasar momentos muy malos, se van a ir personas a las que quieres; primero tu abuela, y por último tu abuelo, ese hombre tan bueno que no se merecía por nada del mundo lo que se lo llevará. Sé fuerte, porque hay personas que lo van a necesitar.
Lo de aquella noche no lo volveré a mencionar, y tú, no lo vuelvas a hacer jamás. Hubo gente que lloró por ti y eso sí que no lo voy a permitir jamás. Algún día harás como si no lo hubieses hecho nunca. Mejor así.
Paciencia con tu hermano, sois los dos exactamente iguales y por eso os lleváis tan mal, pero sois hermanos y es algo usual. Cuando os hagáis mayores no podréis pasar el uno sin el otro y tendréis esa complicidad típica entre hermanos. Respecto a tus compañeros que tanto mal te hicieron no merecen la pena, y doy gracias ahora de que no tengo ningún tipo de relación con ellos. Me apena no tener contacto con algunos viejos amigos, como Elizabeth, Carmen o Marta que se portaron muy bien y que fueron tus amigas, grandes amigas, pero ellas están bien y cada una tiene ya su vida.
Lo de ser borde no se te va a acabar. Sí vale, por un lado eres un trozo de pan, pero por el otro... Me recuerdas al alcalde de la ciudad de Halloween, el de la película Pesadilla antes de Navidad. Eres (somos) clavadita. Una cara alegre y bondadosa por un lado, y por otro, la enfadada, estúpida y borde. Pero es tu personalidad y no la vas a poder cambiar, es más, nunca cambies, vales mucho aunque tú no lo sepas. Quizá nunca lo sepamos, pero hay quien dice que somos importantes y que hacemos algunas cosas bien.
Pero ¿sabes? Me alegra poder decirte que al fin y al cabo vas a ser feliz, o vamos a ser felices. Te esperan años duros, años que cuando llegues a ser yo preferirías borrar de un plumazo de la historia de tu vida, pero nunca podrás hacerlo. Están ahí como está esa cicatriz de la barbilla que te hiciste cuando por un accidente, casi mueres asfixiada por humo (por cierto, desde entonces dejarás siempre una ventana abierta en cuaqluier sitio).
Pórtate bien y espera a esa persona tan buena y gruñona que te he comentado antes, será él el principio de todos tus cambios. Sabrás quién es cuando lo veas y está más cerca de ti de lo que crees.
Cuídate mucho, no confíes en la mayoría de la gente que se te acerca de primera hora con sonrisas y cumplidos y no seas burra, que nos conocemos.
Con mucho cariño
Tu Yo de 26 años.
6 comentarios
Me encanta cómo al pasar los años nos damos cuenta de cuánto valíamos y de lo importantes que éramos ya entonces. También yo me lo recordé en una carta que escribí el año pasado a mi yo de 34 años. ¡Ojalá el amor propio llegase antes de tener que necesitar que la vida nos dé unos cuantos palos para darnos cuenta!
ResponderEliminarY que es verdad ¿eh? Te das cuenta de tantas cosas que no sabías cuando tenías esa edad... Sería un lujo poder ver en el momento las cosas desde fuera y poder hacer una valoración.
EliminarLa verdad es que todos deberíamos escribirnos a nuestro yo jóvenes, así recapacitaremos de nuestros errores y no volverlos a cometer.
ResponderEliminarBesos ^^
Es tan impactante lo mucho que puede cambiar la vida en unos años, me encanta la idea de escribirnos una carta a nosotros mismos, ayuda mucho a ver como hemos mejorado.
ResponderEliminarNunca tendremos la oportunidad de mirar las consecuencias de las cosas que hacemos, pero me encanta que ahora vuelvas la vista atrás y puedas valorar lo que en su momento no y también aceptar errores, así es como se aprende y se crece como persona. Me alegra mucho que encontraras a una persona un poco gruñona pero que te hace volar y espero que todo te vaya bien, María. Un beso enorme ^^
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