En el borroso cartel de Island Books que cuelga en el porche de una casita victoriana se puede leer el lema: "Ningún hombre es una isla, cada libro es un mundo". A.J. Fikry es el irascible propietario de la librería, y está a punto de descubrir lo que realmente significa.

La vida de A.J. Fikry no era como él esperaba. Su mujer ha muerto, su librería experimenta las peores ventas de la historia, y ahora, su posesión más preciada, una rara colección de poemas de Poe ha sido robada. Lentamente pero seguro, se está aislando de la gente de Alice Island; de Lambiase, el buen intencionado policía siempre amable con Fikry; de Ismay, su cuñada, quien intenta salvarlo de su propia tristeza; de Amelia, la encantadora e idealista (excéntrica) representante de ventas de Knightley Press, que se niega a ser disuadida por el carácter de Fikry. Hasta los libros de su tienda han dejado de inducirle placer. A.J. sólo puede verlos como la prueba de que el mundo está cambiando.

Pero de pronto, un misterioso paquete aparece en la librería. Un pequeño paquete pero bastante pesado. Es una llegada tan inesperada que le ofrece a Fikry la oportunidad de empezar de nuevo.