No sabía nada de este libro, no había leído reseña alguna (no lo hago si tengo que hacer una reseña), ni siquiera lo había visto en IMM ni nada, ¡no tenía ni idea de con qué iba a encontrarme! Menos mal que una compañera bloguera me dijo que me iba a gustar mucho, eso fue lo que me decidió a empezar a leerlo ipso facto. 

El despertar de la señorita Prim comienza con una oferta de empleo:

A pesar de no cumplir parte de los requisitos, la señorita Prim, ni corta ni perezosa, se presenta a la entrevista con la suerte de obtener el puesto de trabajo. Pero no sabe que se está metiendo en un mundo totalmente desconocido y contrario a sus pensamientos y creencias, que la arrastrarán a un despertar digno de un cuento de un cuento de hadas real. 

Voy a hablar casi sin saber, pero no sé por qué, me parece que la autora de este libro ha querido hacer de varios clásicos una novela contemporánea, con esto me refiero a que he encontrado influencias de las grandes de la literatura clásica inglesa -de lo poco que he leído- y no me ha parecido del todo mal. La verdad, necesitamos más historias así.

Quizá sea por mi amor por las pequeñas cosas, los pequeños placeres de la vida, o quizá, por que me encantan los sitios como la villa de San Ireneo de Arnois, pero me he metido tanto en la piel de Prudencia Prim que he ido imaginando cada uno de los rincones de la pequeña villa que hasta me han parecido verla delante de mis narices. 

Mi Hombre del Sillón

Está dividida en cinco partes, una al principio que narra la llegada y otra al final. Las tres que se encuentran en medio narran la estancia de la señorita Prim en la villa. Narrado en tercera persona, justo como a mí me gusta, pero se centra demasiado en la señorita Prim y he notado que al terminar el libro, no he llegado a conocer del todo bien a los demás personajes y he echado mucho de menos al Hombre del Sillón, que sólo aparece en un par de ocasiones, siempre que Prim no anda merendando con las mujeres de la villa, que aunque me parece una tradición adorable, se exceden en pasteles y tés.

Algo que me hizo mucha gracia es el pensamiento de la gente del pueblo de que una mujer debe casarse, pero es un pensamiento extraño, no son para nada machistas aunque en un principio podría parecerlo. Hay que escuchar a los habitantes de la villa y dejar que se expliquen para poder comprender bien a qué se refieren.

El amor surge en esta historia y ha sido una de las pocas veces que me ha gustado y que me he quedado con ganas de más. Sinceramente, me he extrañado hasta yo.

Una de las frases que más me ha gustado, ha salido de los labios de la mujer más anciana de la villa y quería decir algo así como que en una pareja, la mujer y el hombre no deben ser iguales, sino que el hombre debe tener algo que la mujer admire, y la mujer a su vez, debe tener algo que el hombre admire.

En resumen, leyendo este libro nos adentramos en un pueblo la mar de pintoresco, con gente que tiene tradiciones y modales antiguos aunque modernizados. Te atrapará  por completo si te gusta disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Muchas sueñan con Christian Grey, yo sueño con el Hombre del Sillón.