Blog Horror Story · ¡Feliz Halloween!
Hemos llegado al día más terrorífico del año, ese día en el que los muertos cruzan ese fino velo y vuelven a visitarnos, el día en el que las brujas vuelan sobre nuestros pueblos y ciudades para llevarse niños, ese día en el que los no tan muertos se levantan de sus tumbas para ir en busca de algún jugoso cerebro que llevarse a la boca... ¡Venga ya! Me voy a dejar de tonterías y voy al lío. Hoy es el día, el maravilloso día, el día gloricioso donde daré a conocer el relato de terror que me enviasteis que más me gustó, y la verdad es que, aunque ha sido difícil, creo que desde el principio me gustó este.
No es que los demás no fuesen de terror, pero el que he elegido, lleva uno de mis terrores infantiles más angustiosos: los payasos.
Imagino que con esta pista, los participantes y la autora -otra pista- ya saben quien es, pero pienso que realmente se lo ha ganado.
Os dejo con su relato, para que todos lo podáis disfrutar:
"La madre de Katie abrió la puerta y se encontró cara a cara con Lissa.
-Hola, señora Stan –saludó cordialmente Lissa.
-Hola, Lissa, ¿Qué te trae por aquí? ¿Has quedado con Katie? –preguntó la madre haciendo una mueca -. Lo digo porque si es así lamento comentarte que se ha ido con su padre al centro comercial.
-Bueno, en realidad me viene perfecto –dijo la chica con emoción -. Este Halloween quería que me dejara las llaves de su casa para darle un buen susto a Katie. ¿Se acuerda cuando me disfracé aquel año de payaso y le di un buen susto y luego ella me hizo lo mismo al año siguiente? Pues después de tantos años quiero gastarle otra igual, pero en su casa, que hace mucho que no lo celebramos y me gustaría retomar los viejos tiempos.
-Ya sabes el miedo que le tiene a los payasos, así que no te pases mucho, eh, que nos conocemos –le advirtió la señora Stan entregándole una llave extra que tenía de casa en la mano abierta de la otra.
-¡Muchas gracias! No se preocupe, que será una broma muy pequeña, enseguida le diré que soy yo. Además, seguro que se acordará –dijo ella quitándole importancia al asunto.
Estaba leyendo un libro cuando mis padres se despidieron de mí. Se iban a cenar a un restaurante de lujo que habían reservado. Mucha gente les había hablado muy bien de él, y quisieron ver qué tal era y así darse un caprichito que hace mucho que no se daban.
Hacía una hora que se habían ido y yo seguía inmiscuida en mi lectura, cuando, de repente, empezó a formarse una tormenta. Al poco tiempo comenzaron a caer rayos, y me dispuse a bajar la persiana de la ventana que tenía delante cuando vi una silueta en el patio de mi casa.
La bajé rápidamente, ¿había visto de verdad aquella forma? ¿O había sido sólo una ilusión? No lo creía, sabía que la había visto, pero aun así lo dejé en un segundo plano volviéndome a centrar en mi lectura. Sería cualquier crío disfrazado para Halloween merodeando por allí.
No había leído más de dos páginas cuando escuché ruidos estruendosos en el piso de abajo, bajo las escaleras. Lancé el libro inconscientemente encima de mi escritorio y me levanté aterrorizada. Estaba claro que alguien había entrado en casa.
Cogí lo primero que vi por mi cuarto. Lo que llegó a mi mano fue el paraguas que usé ayer para ir al centro comercial, cuando fuimos a comprar la calabaza para Halloween.
Halloween… ¿Sería Lissa la que estaba ahí abajo? Aunque hace tiempo que dejamos de hacer estas cosas, y además me dijo que estaba enferma y que no podría salir para Halloween. De todos modos, ella no rompería ninguna ventana… Porque desde luego, ese sonido había sido el de una ventana rota.
Me asomé un poco hacia las escaleras, y no vi nada, así que me puse a bajarlas poco a poco, notando cómo me temblaban las piernas… Quería estar segura de que no fuera Lissa para llamar a la policía. Mejor dicho, quería asegurarme de que fuera Lissa, aunque luego la matara por darme este sufrimiento.
Ya estaba casi abajo cuando vi los cristales de la ventana que daba al jardín de atrás en el suelo. Giré la cabeza y vi ¡a un payaso en él salón!
Me localizó y echó a correr tras de mí, porque, por supuesto, yo ya estaba a media escalera de arriba, gritando a todo pulmón.
Me dirigía hacia el baño, donde podría encerrarme con pestillo y estar segura al menos hasta que llegara la policía, supongo. Policía… ¿¡dónde había dejado el móvil!?
Antes de llegar al cuarto de baño, vi de reojo que el payaso casi me había alcanzado. Y efectivamente, estaba tan cerca, que me golpeó en la cabeza y caí al suelo del baño. Rápidamente le di una patada a la puerta, me levanté y alcancé el pestillo. Lissa jamás me habría pegado… No era ella.
Los golpes de la puerta fueron los golpes más fuertes que había oído en toda mi vida. ¡Iba a echar la puerta abajo!
Estaba al borde de un ataque de pánico, cuando los golpes cesaron. Con todo el miedo que tenía encima, no podía ni pensar. ¿Qué debía hacer?
Después de unos segundos que para mí parecieron horas me decidí a quitar el pestillo para echar un vistazo, aunque creía que sería mala idea.
Cuando quité el pestillo, abrí sigilosamente la puerta, con el espacio más pequeño que pude y comprobé que el pasillo estaba desierto. Antes de hacer nada, volví a coger el paraguas, que al caerme, se había caído conmigo a los azulejos del baño.
Una vez armada, volví a repetir el mismo juego de antes. Me acerqué a las escaleras para mirar, y vi que subía el payaso de nuevo. En vez de huir como antes, me alejé un poco esperando a que subiera del todo, para atestarle un golpe.
Y como planeé, tras subir aquel asustador de niños, le di un golpe con el paraguas con toda la fuerza que me quedaba, que no era poca. El payaso salió disparado por las escaleras, bajando hasta el salón rodando y rodando.
Creí que le había matado. O por lo menos estaba claro que estaba inconsciente.
Fui a mi cuarto con el susto en el cuerpo decidida a coger mi móvil y llamar a la policía.
Cuando tuve el móvil en la mano oí una respiración detrás de mí que me dejó helada.
Eché a correr lo más rápido que pude, esta vez queriendo salir a la calle, donde alguien me pudiera ayudar.
Pero cuando pasé por la entrada me di cuenta de algo. Un cuerpo de payaso estaba tendido en el suelo alrededor de un charco de sangre. ¡No se había movido!
A lo lejos se empezó a distinguir el sonido de la sirena de la policía.
Miré hacia atrás, y el payaso que me había estado persiguiendo se esfumó hacia el desastre que había montado en el jardín, no sin antes decir:
-El próximo Halloween volveré a por ti, y no esperes ser tan afortunada. ¡Pagarás por lo que me hiciste en aquel cumpleaños! –ladró una voz de hombre.
Fue lo último que se escuchó hasta quedarme sola junto al cuerpo de… ¿Quién era la persona a la que había tirado por las escaleras con toda mi fuerza?
Lissa. Sólo podía ser ella…
Me acerqué para quitarle la máscara, y mis sospechas fueron ciertas.
Justo cuando tenía la máscara en la mano, la policía tiró la puerta de un golpe.
-Los vecinos se han quejado de ruidos no muy normal… ¿¡qué has hecho!? –gritó al ver toda la sangre junto al cuerpo de Lissa.
-La llevamos al hospital, tú encárgate de la chica –dijo otro policía que lo acompañaba.
Durante los días posteriores expliqué todo lo ocurrido a todo el mundo, pero nadie parecía creerme. Creían que mi amiga entró para darme un susto y me asusté, y que me inventé lo del otro payaso para librarme de lo que le había hecho a Lissa.
Aún encima desde aquel incidente, Lissa ya no me hablaba. La verdad es que la dejé muy grave, y a duras penas se recuperó.
Traté de recordar algún cumpleaños donde hubiera habido un payaso, y después de mucho pensar, me acordé gracias a un diario que revisé. De pequeña solía escribirlos.
Era mi séptimo cumpleaños y mis padres habían invitado a un payaso para que nos hicieran reír a mis amigos y a mí.
Ahí estaba la entrometida de Jenny, que por mala suerte, estuvo en mi infancia al lado mía. Aquella que siempre daba malos consejos y enredaba todo lo que veía.
Todos estábamos disfrutando con el espectáculo menos ella. ¡El payaso no le agradaba! Yo quería caerla bien, ya que no tenía muchas amigas, así que fui tan estúpida de hacer lo que ella quiso y me pidió.
FLASHBACK
-Vamos a hacer que el payaso se vaya de tu casa, así podremos jugar al escondite –dijo Jenny con una sonrisa en la cara.
-No sé, a mí el payaso me gusta mucho, y a los demás parece que también.
-¿No te das cuenta de que los demás no son tus amigos y sólo han venido para estar en tu casa? Yo sí que soy tu amiga, y te digo que eches al payaso –dijo ella con su aire de superioridad.
Bajé la cabeza y seguí hablando.
-Bueno, si quieres… -dije intentando no enfadarla.
-Vale, lo que tienes que hacer es decir que el payaso te ha intentado robar tu hucha del cerdito. Ven conmigo un momento.
Jenny me dirigió hasta mi propia habitación.
-No te preocupes por lo que te voy a hacer, tú di que ha sido el payaso –no me dio tiempo a reaccionar. Para cuando me di cuenta, me había atestado una patada en la pierna. -¿Ves? –dijo con otra sonrisa-. Ahora ya guardamos secretos entre nosotras, como las amigas. Nadie más sabrá que la patada te la he dado yo.
A pesar del dolor, se me iluminó una luz en la cara. Por fin tenía una amiga verdadera en la que confiar y contar secretos.
Cuando el payaso se ausentó un momento para ir al servicio, vi cómo Jenny se acercó a mis padres y se puso a vociferarles como una loca, advirtiéndoles algo que no logré oír.
Más tarde, cuando el payaso salió del baño, vimos cómo se lo llevaba la policía.
Tuve que contestar unas preguntas con Jenny, y dije que el moretón que tenía en la pierna había sido obra del payaso, y mi amiga me apoyó en todo lo que dije, como en lo referente al dinero.
Días más tarde salió en el periódico que aquel “payaso” había sido encarcelado, aunque por muy poco tiempo, pero en la cárcel estaba.
FIN FLASHBACK
Terminé de leer las páginas de aquel día, y encontré más noticias por internet. Una vez que salió de la cárcel, no pudo encontrar ni un solo trabajo, y poco tiempo después se quedó en la calle.
Por fin recordaba todo, y me sentía fatal por todo lo que hice de pequeña. Esa no había ido yo. Era pequeña e influenciable, y con una “amiga” como Jenny, solo había que esperar a que algo malo pasara.
Ya tenía en mis manos toda la información. Pero ya era demasiado tarde, el daño ya estaba hecho por mucho que hiciera.
Durante los meses siguientes estuve buscando el paradero de Jenny, decidida a contar con ella toda la verdad. Tras muchos intentos fallidos me enteré de que “accidentalmente” había caído desde un tercer piso…
Ahora, aunque fuera yo sola a contar la verdad a la policía, probablemente no me harían mucho caso, ya que Jenny no estaría para confirmarlo. Además, ya que tenía una vida perfecta, tenía miedo de destrozarla y que todo cambiara, y no quería dar el disgusto de sus vidas a mis padres.
Ya era Halloween, y aquí estaba otra vez, esperando a que viniera para ofrecerle al menos una disculpa, aunque eso no me ayudara en absoluto para lo que me esperaba aquella noche de terror."
Y lo que pasa cuando tienes un trauma infantil con los payasos, es que te encantan estas historias de mayor.
Estoy preparando un nuevo PDF más currado, con imágenes y mejor presentación, para que podáis disfrutarlo mejor, así que hasta que esté terminado, tenéis el que os dejo en primicia.
¡Feliz Halloween!
18 comentarios
Muy bueno el relato, felicidades a las autoras!
ResponderEliminar¡Feliz Halloween! Me ha gustado el relato ;)
ResponderEliminarDios, ¡qué angustia he pasado! Y mira que a mí más que miedo, los payasos me parecen ridiculos. Todos mis respetos, claro, pero no puedo con ellos. No quería que se me acercaran ni cuando era peque.
ResponderEliminarAhora, las muñecas de porcelana me dan pavor...
A mi también me parecían ridículos hasta que conocí a It :S
EliminarLas muñecas de porcelana, otras que me dan un miedo irracional. Parece que te están mirando todo el rato... Mejor no pienso más en eso :p
El relato está super bien!!! :D
ResponderEliminar¡¡Feliz Halloween guapa!!
Besos y sustos!! jeje:[
Me he enganchado a mi los payasos tampoco me gustan mucho pero este es un payaso rencoroso muy rencoroso XD
ResponderEliminarUn beso!!
Está realmente bien, me ha gustado y me ha dejado con ganas de más.
ResponderEliminarEs increíble como algo que nos gusta lo podemos utilizar para que dé miedo.
Enhorabuena a las escritoras.
Besos ^^
muchas veces los juegos de niño pueden terminar en desastre. Muy buena historia :)
ResponderEliminarHola linda :)
ResponderEliminar¡Me ha encantado el relato! aunque estoy de acuerdo con que se vería mejor con imágenes :3 ¡Muchas felicidades a las autoras! les ha quedado muy bien, gracias por compartirlo :D
Que estés bien, cuídate ^^
Besoss
A mi tampoco me gustan los payasos xD Han creado una muy buena historia. Y tú juntando todos los relatos, más si dices que estás preparando otro. Bss.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias a todos! :D
ResponderEliminarNo nos esperábamos para nada que pusieras el nuestro jeje, nos ha hecho muchísima ilusión ^-^
Todavía no hemos podido leer todos los relatos, solo pudimos leer el tuyo, y decirte que también nos gustó mucho :)
Qué ganas pues de verlo con imágenes =D
¡Feliz Halloween! :3
Que payaso más jodido >:c nunca les tuve miedo, pero siempre me estreso que se maquillen tanto. Como leí en un comentario, las muñecas de porcelana xD esas sí me daban miedo. Sentía que trataban de mirarme directo a los ojos >:c sigue pasándome.
ResponderEliminarMe gusto el relato, un saludo a las Twins \o/
Besos ^^
Esta genial! a mi también me dan muchísima grima los payasos O_O
ResponderEliminarMe ha encantado xDDDDDD Dios que miedo
ResponderEliminarNAVEGANDO ENCONTRÉ TU BLOG Y ME HA GUSTADO...
ResponderEliminarTE SEGUIRÉ EN TUS PUBLICACIONES DE FORMA CONTINUA, TE LO PROMETO.
"SALUDOS DESDE UN ANFIBIO LUGAR DE MÉXICO"
TE INVITO A DAR UNA VUELTA TAMBIEN POR MI BLOG YA QUE QUIZÁ TE AGRADE.
"LA VIDA ES UN GRAN CIRCO, PERO SIN ESPECTADORES"
Que angustia heheee y los móviles, como siempre, lejos cuando se necesitan ^^
ResponderEliminarBesotes y enhorabuena a las autoras del relato.
Hala, mola. Me encantan los relatos de terror así que muchísimas gracias :)
ResponderEliminarLo he disfrutado de veras ^^
Guau! Increíble de verdad. Gracias :D
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